miércoles, 5 de marzo de 2014

¿Contando ovejitas?



Hay dos grandes problemas a los que se enfrentan la mayoría de los padres, el sueño y la comida. Y los padres de Carlitos no iban a ser menos. Desde que nació Carlitos, le costó conciliar el sueño. En su primera noche en este mundo, sus padres ya pasaron la noche en vela. Aunque no lo sabían, era el principio de un largo aprendizaje.

Esa maravillosa experiencia de ser padres se convirtió en un callejón sin salida. Ni de noche ni de día. Carlitos no entendía de tiempos, se dedicó a llorar tantas horas como tenía el día.
La respuesta de los médicos "Esto es ser padres, es lo que toca". En principio, a Carlitos no le pasaba nada que debiese preocupar a sus padres. Tal vez fuese hambre, tal vez no le gustaba que lo arropasen para dormir, tal vez los famosos gases, tal vez es que le gusta que su cabecita toque el cabezal de su cunita, tal vez sea más sensible que otros niños y necesite más tiempo para sentirse bien fuera del vientre materno, tal vez, tal vez, tal vez... Así pasaron los meses, y mientras tanto sus padres fueron haciendo todo aquello que médicos y conocidos les aconsejaban. Ahí va la retaila de cosas que Carlitos probó hasta que aprendió a dormir. 

1. Ni café ni descafeinado, ni té ni desteinado. La mamá de Carlitos abandonó estas sustancias ya durante el embarazo y, puesto que su elección era darle pecho, así continuó durante largos meses.

2. Mami abandona la leche. Por recomendación popular y tras concultar con su pediatra y su matrona, la mamá de Carlitos decidió cambiar la leche que tomaba normalmente por leche de soja y de avena. Era un remedio fácil que poco costaba probar. No fue la panacea, pero no costaba nada mantener este hábito.

3. Flores de Bach. Habréis oído hablar de ellas, es muy posible que os funcionen. A Carlitos le encantaban, y sus padres compraron varios tarritos. Ya sabemos que todo lo homeopático no es de efecto inmediato, y que podía llevar un tiempo que hiciese efecto en Carlitos. Pero a él no le funcionó. Después de varios tarritos sus padres desistieron.

4. Los brazos de papá y mamá. Sin competencia. No hay nada como que te abracen, te den besitos, que canten... Así consiguieron que Carlitos pasara algún ratito calmado o incluso durmiendo. Ahora, ¡no se te ocurra dejarlo en la cunita!. De acuerdo que no tienen ningún interruptor on-off, pero deben tener algún tipo de sensor, porque por muy despacito y con mucho cariño que quieras dejarlo, en el momento en que su mejilla toca la cunita... Carlitos abre los ojos y se pone a llorar. Sus padres saben que lo están haciendo mal, pero ante la desesperación, casi cualquier cosa sirve.

5. Rutinas para el sueño. Las rutinas, esa es la clave. Si el niño aprende a que hay una serie de pasos que se repiten constantemente, día tras día, antes de ir a dormir, cuando se inicie la secuencia, Carlitos sabrá que en breve irá a la cama. Y así era, Carlitos estaba feliz, y todo era un cuento de hadas, hasta que llegaba el momento del sueño.

6. Abrázame mucho. Sabéis que hay dos tendencias respecto a como dormir a los niños. Pues bien, los padres de Carlitos, que no estaban a favor de dejarlo llorando optaron por arropar a su retoño. Abracitos y mimos, y a dormir felices. Pero Carlitos no entendía la última parte de la frase.

7. Colimil. Ya sabéis. Puede que sean los cólicos. Y esto es lo que los vecinos y amigos recomendaban. Colimil. Y parecía funcionar. Tal vez fuese como esos productos para la calvicie que nadie sabe si funcionan, pero que te quitan la sensación de no estar haciendo nada por solucionarlo. Varias cajitas después dejaron de administrarlo. Parecía que ya no eran cólicos.

8. Atarax. Fue una decisión dura, y posiblemente para muchos de los que estáis leyendo esto, desfasada, aunque si realmente tienes un hijo que se pasa el día llorando y que no consigue conciliar el sueño, no estaréis juzgando. No se llegó a utilizar mucho tiempo, no funcionó. Funciona, normalmente eso parece, pero con Carlitos no. Se administró una cantidad, después se comenzó a bajar y a alternar en los días, pero no era su solución.

9. Duérmete niño. Después de algún tiempo, los padres de Carlitos llegaron a la conclusión de que no podía llorar más de lo que ya lo hacía. La única diferencia era que lloraba en sus brazos o en la cunita. Cuando reunieron las fuerzas suficientes, lo que no les costó mucho, decidieron llevarlo a cabo. Les habían dicho que podía se un proceso de tres días, una semana o si se resistía mucho dos. Y así fue, dos, pero dos largos meses. Y os aseguro que los tiempos se cumplían a rajatabla. Pero cada niño es un universo. Funcionó. Les costó más de lo esperado pero funcionó. La pena es que llegó una otitis, motivo por el que sus padres lo mimaman más de lo habitual, y ahí, aunque no fue un empezar de nuevo, se dió un paso atrás que poco a poco se volvió a recuperar.

10. Melamil. Tengo que deciros que en aquello que se puede administrar en gotas, esta fue la solución para Carlitos. Tuvieron la mala suerte de descubrirlo tarde. Después, cuando sus padres lo han comentado, han tenido la sensación de que eran los únicos que lo desconocían. Y es que muchos padres guardan como un gran secreto determinadas pautas de actuación para evitar ser juzgados. Y no deciden abrirse a los demás hasta que no detectan que la otra persona es capaz de entender su situación.

Como bien imagináis, todo esto llevó un tiempo. Tiempo en el que los padres de Carlitos escuchaban: "Esto es el primer mes", "A los tres meses cambian", "Cuando tienen medio año son una gloria", "Eso son los gases, unos meses y se termina"... ¡Cada niño es un mundo, y Carlitos tiene el suyo propio!. Esta es la conclusión a la que llegaron sus padres. No confies en que tu hijo cambiará el mes que viene, porque este mes se hará muy largo y el siguiente eterno.  Lo que no funcionó al principio funcionaba un poco más tarde, y así poco a poco Carlitos aprendió a dormir, y sus padres a establecer la rutina que le facilitase el sueño. Aunque ahora os parezca lejano, incluso imposible, tal vez en menos de lo que pensáis vuestro hijo, igual que Carlitos, os coja de la mano a las nueve de la noche y os diga " a momir" a la vez que os estira de la mano para que lo llevéis a su camita, le contéis un cuento y le déis mil besos mientras él se duerme feliz hasta la mañana siguiente.

¿Qué es lo que realmente funcionó? Tal vez un poquito de todo lo anterior fue calando en Carlitos, tal vez la paciencia y el amor de sus padres, o quizás sólo que maduró y aprendió a dormir.

No desistáis, aprenderá a dormir.

¡¡Dulces sueños!!


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