domingo, 14 de julio de 2013

Mis padres y mi TDAH

PACIENCIA, CONSTANCIA Y DISCIPLINA Estas son las tres nuevas palabras con las que mis padres se están familiarizando a marchas forzadas. Para ellos, como para mis profes, entender mi TDAH está siendo un gran reto. En ocasiones consigo realizar mis trabajos, casi como el resto de mis compañeros, pero otros días eso es casi imposible. Intento concentrarme y atender, pero es como si las palabras flotasen en el aire y no consiguiese atraparlas. Por mi cabeza pasan demasiadas cosas. El mundo está lleno de estímulos y todos se agolpan en mi cabeza sin dejar que me concentre en una sola cosa.
Los padres, más allá de preocuparnos por nuestros hijos, nos ocupamos de ellos. Y ello conlleva dar algunos pasos:
  •  Primero obtener un diagnóstico, posiblemente derivado de los primeros síntomas que se hayan detectado en el colegio. Allí es donde suele dejarse ver más claramente la posibilidad de un TDAH, ya que el profesorado puede comparar el comportamiento de nuestro niño con el del resto de sus compañeros, y será a la misma edad y en el mismo entorno.
  •  La experiencia me dice que el primer paso de los padres es buscar ayuda. Esa ayuda va a venir de manos del médico, de su propio pediatra, del profesorado y del apoyo de especialistas en TDAH.
  • Una vez obtenido el diagnóstico y la ayuda necesaria, deberemos aceptar y comprender qué supone tener TDAH. Este proceso suele durar entorno a un año. No es fácil entenderlo, debido a los cambios de comportamiento que se producen en el niño de un día a otro, pero es fundamental que lo conozcamos y comprendamos para poder ayudar a nuestro hijo.
  • Finalmente, sólo nos queda lo más complicado, ocuparnos del TDAH.


Las mayores preocupaciones que presentan los padres respecto a sus hijos cuando exponen su situación son las siguientes: 
  1. su autoestima, 
  2. su actitud negativista u oposicionista frente a ellos, 
  3. su relación con compañeros y amigos, 
  4. y por último su rendimiento escolar.
En otros posts nos ocuparemos más concretamente de cada uno de estos aspectos, aunque a grandes rasgos podemos comentar que:
  •  Todos los niños, desde su más tierna infancia, una de las primeras palabras con las que se familiarizan es "no". Especialmente los niños con TDAH, reciben constantemente mensajes negativos respecto a su comportamiento y a sus consecuencias. Esto, que ocurrirá, no sólo en casa sino también en la escuela y con sus iguales, irá poco a poco repercutiendo negativamente en su autoestima. Además debemos tener en cuenta la baja tolerancia a la frustración a la que suelen enfrentarse los niños con TDAH. Por lo que sumados ambos factores, una de las principales tareas de los padres y, en definitiva adultos, que rodean al niño, es reforzar su autoestima, para que sea capaz de confiar en sí mismo y de enfrentarse a nuevos retos.
  • Muchos de los padres con los que he hablado terminan viviendo la relación con sus hijos como una relación agridulce, debido al cariño que ambos se tienen y la cual se ve truncada por pequeños, pero muchos momentos de tensión debido a los pulsos que deben soportar con sus hijos. Algunos de estos momentos son vividos con especial dureza debido a las crueles palabras que utilizan, y al cansancio psicológico que a la larga produce esta situación. Aunque no aparece en todos los casos, y no siempre podemos decir que se trata de ello, debemos saber que uno de los trastornos que suelen acompañar al TDAH, y que suele aparecer aproximadamente a los dos años de su diagnóstico, es el TOD, Trastorno Oposicionista Desafiante, el cual se da en un 50% de los casos TDAH.
  • Respecto a la relación con sus compañeros y amigos, los padres suelen afirmar que tiene una buena relación. Aunque indagando un poco, no siempre es así. En ocasiones son ellos los que no reciben una invitación para un cumpleaños, o aunque se relacionan con otros niños en el recreo, suelen ser niños más pequeños, normalmente un par de años, aquellos con los que se sienten más cómodos. Recordemos que un niño con TDAH suele tener un nivel madurativo dos años por debajo de su edad cronológica. Respecto a ésto, debemos ser los padres los que trabajemos con ellos las habilidades sociales.

  • El último aspecto que destacan, el rendimiento escolar, acaba siendo al que dedican mayores esfuerzos tanto personales como económicos y en tiempo. En la medida de nuestras posibilidades deberemos derivar este aspecto a los docentes, tanto dentro, como si fuese necesario fuera de la escuela. Debido a los dos primeros puntos de los que hemos hablado (su autoestima y la oposición que pueden tener hacia nosotros), recordar que nuestro esfuerzo debe volcarse en que su casa, y con ella su familia, sean su lugar de refugio y tranquilidad. No podemos permitir, que después del esfuerzo en el colegio, y con los amigos, llegue a casa y encuentre un nuevo "terreno hostil" en el que continuar combatiendo. En casa seguro que hay ya muchos aspectos a trabajar con él, desde que se vista o se duche en el tiempo que debe hacerlo, a que se lave los dientes, arregle su cuarto o prepare su mochila para el día siguiente. Si podemos derivar los deberes, hagámoslo.
Tengamos en cuenta, que sin una buena autoestima y un buen apoyo familiar, nosotros (sin TDAH) tampoco podríamos dar el 100% de nosotros mismos. Por lo que es fundamental que, sin abandonar los dos últimos aspectos, comencemos trabajando con nuestros hijos su autoestima y nuestra relación con ellos. Conseguir que él se sienta bien, y que nuestra casa se convierta en un hogar en el que no se respire tensión sino ilusión y cariño: será el pilar que sostentará el resto de nuestro trabajo. Para ello tú, debes sentirte fuerte también.

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