Permitirme que centre este post con un cuento. Así ahorraré muchas palabras. Hablamos de integración.
¿Realmente hace falta cambiar algo cuando se es diferente? Es posible que sí, ¿pero qué?
A cualquier persona le gustaría ser la más guapa, la más simpática, la
más inteligente, y la más feliz del mundo. Pero cada uno es como es. Y, aprenderemos a ser felices si aprendemos a aceptarnos como somos. Al fin y al cabo, ese es el objetivo que cualquier padre y cualquier madre se marca para sus retoños, que sean felices.
Cualquiera de las personas de vuestro alrededor se siente bien cuando es aceptada por un grupo. Todos necesitamos sentirnos integrados. Y más allá de su trastorno, cualquier niño será feliz si tiene amigos con los que compartir su tiempo y su espacio.
Desde este pequeño espacio quiero dar la enhorabuena al autor del cuento, Jérôme Ruillier, por ser capaz de trasmitir de una forma tan clara y sencilla el sentimiento de
quien necesita ser aceptado, de quienes desean aceptar, y de lo
difícil que en ocasiones nos resulta modificar lo más sencillo, el
entorno.
Gracias Maite, también a ti y a tus alumnos, por adaptar este cuento y hacérnoslo llegar.
Cuando a los padres de Carlitos le hablaron de su trastorno, estos no querían aceptarlo. De hecho, les llevó un año hacerlo. Y es que, cuando la realidad no acaba de gustarnos lo más fácil es que intentemos buscar cualquier explicación alternativa. Aunque la realidad es la que es, y al final tuvieron que aceptarlo, nosotros, ni como entorno próximo ni como profesionales, somos quienes para juzgarlos, ni para privarles del tiempo que necesitan para conocer, comprender y aceptar qué trastorno tiene su hijo y cómo afectará a sus vidas. Lo que si que podemos hacer es recortar esquinitas. De hecho debemos recortar esquinitas.
Después de un año de mucho miedo y mucho amor, sus padres aceptaron a Carlitos, con su trastorno y con todo su potencial. Lo hicieron esencialmente por dos motivos:
- Es el primer paso para ayudarle.
- Es lo primero que necesita para ser feliz.
Carlitos, aprenderá a ser feliz, y lo conseguirá cuando, como el resto de sus compañeros y amigos, aprenda lo mucho que vale, lo mucho que le queremos y lo mucho que le echamos de menos cuando no está. Como Carlitos no hay otro!!. Carlitos se sentirá feliz cuando consiga sus objetivos y lo hará en función de las esquinitas que recortemos. Él es cuadrado!!. Necesita un sistema que recorte esquinitas. Y, no olvidemos que, cada uno de nosotros y cada una de nosotras, somos parte del sistema.

No hay comentarios:
Publicar un comentario